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El Sabbat no es para débiles. No es un juego. Cada noche es una competición para sobrevivir y tú lo sabes bien. Te arrastraste a través del barro donde te enterraron para probar tu fortaleza, luchaste por tu lugar en la manada que ahora es tu fuerza. El Sabbat te dio la libertad de ser el monstruo, el dios de la noche que siempre debiste ser. Y ahora toca preparar el próximo ataque para expandir su territorio.

Ya hueles la sangre.

Ya saboreas el miedo de tus enemigos.

¡GLORIA AL SABBAT!

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